EL PAZO DEL SONETO II
Continuamos con el Pazo del Soneto, abandonado cerca del 2006 por las últimas fechas del calendario. Subimos las escaleras para visitar la planta superior, nos encontramos con las habitaciones más pequeñas. La primera de ellas contenía las camas gemelas y la segunda, otras dos camas que parecían estar en una caja de zapatos, de lo pequeña que era; junto a un pequeño vestidor. Como podemos apreciar, seguimos con símbolos y elementos católicos que se reflejan en todos los rincones de la casa. También aparatos de la época como radios antiguas y planchas un poco más modernas. En la habitación pequeña, una torre de cajas de pañales contaban el desenlace de la historia de este lugar.
Cabe destacar los increíbles cuadros clásicos apoyados en el suelo que reflejaban la ganadería y agricultura. Estaban un poco decrépitos.
El enorme reloj de pared seguía destacando con su gran péndulo aunque ya no funcionase y estuviese desterrado a un rincón de la casa junto a algunas alfombras.
La ventana del baño parecía recién cambiada, ya que era diferente al resto del pazo y la antigua estaba apoyada en el suelo del baño, totalmente rota.
La habitación de la cama articulada tenía una luz muy bonita aparte del pequeño tragaluz que se encontraba encima de la misma. La Virgen de Fátima nos saludaba desde la mesita y nos protegía en nuestra aventura.
En la otra parte de la planta superior, nos encontramos la habitación revuelta. Generalmente, todas las casas cuentan con una habitación del pánico donde almacenan todos los objetos más irrelevantes de la misma. Como no, el pazo no iba a ser menos.
Aquí nos encontrábamos más elementos religiosos, los orinales de la casa con su respectivo lavamanos, materiales decorativos y una bonita Singer con los alfileres e hilos aún sobre la mesa.
En esta habitación fue donde comenzamos a pensar que antiguamente podían vivir niños en el pazo, hace muchos años; ya que también había juegos de mesa apilados. (El del cuerpo humano con el que jugué por la mañana XD).
Nos quedaba solo la habitación principal, donde se encontraba una parte muy curiosa, la biblioteca.
Pero en vez de estar apoyada contra la pared, como la mayoría de los estantes en las casas; estaba en el medio y medio del cuarto. De esta forma, la habitación principal parecía que estaba escondida tras la misma. La distribución resultaba extraña. Todos los sillones estaban tapados con sábanas blancas para mantenerlos alejados de la humedad aunque de poco había servido.
Si echabas un ojo a la biblioteca, había muchos libros sobre la religión, confirmando nuevamente el catolicismo de los residentes del pazo y algunos crucifijos sagrados.
Lo curioso era la otra cama en el extremo de la habitación, había demasiados dormitorios en el pazo y seguramente, muchos eran para invitados. Me dio la sensación en todo momento, de que los únicos que vivían aquí, eran un matrimonio, al menos los últimos días.
Justo en frente de la biblioteca, se encontraba el despacho y una especie de comedor.
Es hora de desvelarlos mi segunda visita al pazo, curiosamente también fue de noche junto a mi madre y mi hermano. A mi madre siempre le gustaron las casas antiguas y humildes y aunque este pazo de humilde tenía poco, le gustó muchísimo.
En este mismo despacho que os voy a mostrar, encontramos unas heces de gato sobre la mesa del comedor y en el suelo. Además había un nuevo agujero en el suelo muy pequeño, imagino que el gato metió la patita donde no debía y el suelo cedió. Pero repito, tan solo son especulaciones.
En esta última visita, también encontramos una esquela de una señora un poco reciente, que podría tratarse de la dueña de la vivienda y unas fotos muy antiguas de fuertes reuniones familiares.
Y después de ver esta parte llegamos al comedor más especial y más grande de la casa que es lo más atrayente del lugar y te deja los pelos de punta. Se trata del cuarto del banquete.
Todos los diferentes objetos decorativos y fuentes de porcelana que decoraban la mesa central eran simplemente fascinantes. Nunca había visto un comedor tan bonito, parecía sacado de una boda y seguro que para ellos, era lo más normal del mundo al estar tan acostumbrados. Solo tengo una palabra para describirlo, asombroso.
No entiendo como los descendientes o los propios dueños si seguían vivos, podían haber dejado esta gran belleza abandonada. Lo consideraba en mi mente como un pecado capital. Tenía tantos detalles y tanta historia.
Y con esto, nos despedimos del Pazo del Soneto, con muchas preguntas y pocas respuestas del paradero de los dueños. Es cierto que parece transitado por alguien, dado las numerosas cajas de cartón reflejadas al entrar con fechas de caducidad cercanas y recientes; pero aún así es sorprendente el abandono en el que se encuentra.
¡Nos vemos pronto! 🌹🔓
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