EL CHALET DEL DEPOR

 

Imagina por un instante que un descendiente lejano fallece dejándote en herencia un chalet gigante con vistas a la playa. ¿A qué serías muy feliz? 

Déjame devolverte a la vida real y decirte que esas cosas solo pasan en las películas aunque gracias a la exploración urbana, puedes fingir que eres rico durante unas horas sintiéndote el dueño de estos lugares. 



Hoy me gustaría mostraros un chalet con piscina que descubrimos en nuestra última ruta por el norte. A pesar de estar rodeada de otros chalets de ricachones, nos fue bastante cómodo entrar.





Lo primero que nos saludó fue una enorme piscina que en su tiempo, seguro que fue muy disfrutada por los peques de la casa. 

 












Al levantar la vista, vimos ante nosotros un chalet gigante con unas escaleras de escándalo. 

 La decadencia de sus galerías, le daban un toque muy especial así que aprovechando el buen tiempo, nos adentramos a la sala principal donde aún se conservaba la antigua chimenea para apreciar las increíbles vistas a la playa. 

La casa, aunque conservaba muy poco mobiliario, sorprendía por su cocina de grandes dimensiones y sus múltiples baños decorados a detalle con animales. Para una fanática de los animales como yo, fue encantador contemplar esta obra de arte. 










Al acceder por las escaleras tenebrosas y oscuras, fuimos a dar al desván donde encontramos algún mueble antiguo de la casa detrás de unas puertas enanísimas, donde teníamos que caminar por algunas zonas con la cabeza gacha. Lo más sorprendente y lo que enterneció mi corazón fueron los pósters del Depor, abandonados en aquellos mini cuartos, que databan de fechas muy antiguas y también, los carteles de venta esparcidos por el suelo, olvidados en la penumbra y mostrando el triste paradero de la casa, sumida en un abandono total. 



















Aunque tampoco estaba tan abandonada, un nido de velutinas se encontraba en las escaleras principales de la fachada del chalet. Parecían muy contentas de vernos :) aunque nosotros no lo estábamos tanto.










No solo el chalet nos sorprendía con su imponente estructura, la finca destacaba por la belleza de sus palmera y el suave movimiento de las palmas por la brisa. 

Era una imagen digna de fotografiar. Por eso hoy, me animo a compartir este lugar con vosotros. 

Aunque lo más bonito de todo, es que hace poco pasé por cerca y me atreví a asomarme, y por fin; el chalet volverá a renacer. 





 

 

 

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