EL MUSEO DE LAS ANTIGÜEDADES
¿Alguna vez entraste a la casa de un amigo o un conocido y te quedaste flipando con la antigüedad de la casa o del mobiliario? Creo que define perfectamente lo que sentí en este lugar.
Literalmente, por esta sensación decidí otorgarle este nombre, y aunque hace muchos años conservaba su encanto y se mantenía completamente intacta, hoy en día está completamente desvalijada conservando en su interior, solo libros antiguos y muebles pesados. Aunque bastante deteriorados.
El acceso es tan sencillo y la ubicación tan fácil de descubrir, que prefiero omitir esa información e ir directamente al interior de la vivienda.
Nada más entrar, se observa la decadencia y la pochedumbre. En la primera habitación, no había ni una mesa que salvar, ni un solo mueble o vajilla.
Según vas avanzando y subiendo el poco rastro de escaleras que queda en la casa, vas perdiendo la esperanza de encontrar algo que valga la pena o un pequeño hilo para conocer un poco el relato del lugar.
Hasta que entramos en una sala, sin puerta, cabe destacar, las reventaron todas menos la principal de la casa. Allí visualizamos un piano de cola que se conservaba bastante bien, he de decir, comparándolo con el resto de la casa; y una especie de biblioteca con libros clásicos. Desde historia y geografía del siglo XIX, hasta poesía y literatura clásica e histórica también del siglo XIX.
Estaba casi todo colocado a la perfección, como si el dueño lo hubiese dejado así o alguien lo colocase para fotos. Pudimos hasta encontrar múltiples fotografías de los dueños y el legado de la casa.
Había una mesa enorme, llena de mensajería de correos, publicidad de la época y muchísimas esquelas de familiares y de amigos. Encontramos incluso la esquela de la mujer del dueño de la casa y también de su abuela. En el centro de la mesa, también había libros completamente descolocados de todas las temáticas y sellos antiguos. Era una maravilla visual, tantas antigüedades juntas y tanta literatura unificada en un mismo espacio. Apetecía pasarte horas y horas allí, sentarte en una silla y disfrutar tanto del ambiente que te transportaba a la época como de las historias antiguas que te transportaban los libros.
Sin más espera, comienzo a daros una visual de lo que os he narrado, espero que coincida con el trabajo que ha realizado vuestra imaginación durante mi extensa narración. Me encanta que os hagáis una pequeña idea y luego contempléis realmente como era, comparando vuestra creativa imaginación, con la mera y pura realidad. Casi siempre, he de decir, que gana la imaginación. Os muestra lo que realmente vuestros pensamientos más profundos desean visualizar.
Y nada más, atravesar la habitación, te encontrabas con la única y la otra habitación que aún conservaba algo. Podíamos ver un viejo tocador, inundado de polvo y detenido en una de las esquinas de la sala. ¿Cuál sería el último reflejo del espejo?
Más hacia el final, tenemos un aparador antiguo con una vajilla aún en su interior, no debía ser de buena calidad, porque después de lo desvalijado que estaba el lugar, ni el reloj de pared conservaba su gran péndulo; me extrañaba enormemente que la vajilla siguiese intacta. Debía ser increíble ver este lugar cuando aún conservaba los muebles antiguos en su interior y todas las antigüedades que iba recolectando.
Por los documentos y cartas que pudimos leer, averiguamos que este lugar debía tratarse de una tienda personal que adquiría mediante subasta diferentes artículos de valor y vintage y los vendía a un precio mayor para ganar beneficios. Algunos hasta los enviaba a otras partes de España.
Encontramos también publicidad antigua del lugar, tanto por newsletters como por anuncios del periódico, incluso llegamos a encontrar, cintas de grabaciones de la radio de los anuncios del lugar. Me pareció asombroso ya que los que me conocéis bien, sabéis que mi pasión es la publicidad y el sistema comercial, ver esa cantidad de publicidad antigua, era increíblemente mágico. Alguno hasta era de los años 50 y 60.
Y por último, la foto que me has me ha gustado de este spot,el gran sillón amarillo antiguo que aún conservaba una gran esencia. A pesar de la decadencia de este lugar y el gran impacto humano, he de decir, que el lugar era asombrosamente acogedor y la humildad que se respiraba en su interior me trasmitía mucha paz, un gran abandono.
Antes de irnos, encontramos en una esquina de la casa, una caja de consideradas dimensiones con muchísimas diapositivas clasificadas en cajitas de plástico, eran una especie de recopilatorio de imágenes de los lugares visitados por el dueño. Cada cajita contenía diferentes lugares, clasificados con el nombre de "Los Ancares", "Cabrera", "Covadonga"...
Nos podríamos quedar horas y hora viendo las diapositivas, ojalá tener un proyector para ello, aunque a contraluz se apreciaban bien. Lamentablemente, en una fotografía era imposible inmortalizarlas así que solo me queda, definiros las diapositivas de esta forma y que uséis la imaginación para inmortalizar las ciudades que contenía la caja.
Os abandono hasta el próximo viernes. Nos vemos en otro viaje lleno de decrépitos lugares.
Agradecer la compañía de @jarabes_urbex en este reportaje.
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