EL PAZO DEL PASTOR
En nuestra última ruta por el norte, @tiempo_de_urbex y yo decidimos visitar un pazo al que teníamos muchísimas ganas desde hacía tiempo. Aunque teníamos una idea sobrevalorada sobre el estado del mismo, llevamos algunas sorpresas con lo que nos íbamos encontrando tras la exploración.
Nada más llegar e intentar descubrir posibles entradas, nos llevamos el primer asombro. El pazo estaba oculto y no teníamos ni idea de como llegar hasta él. Después de recorrer los alrededores sin que ningún vecino fuera consciente de nuestra existencia (gracias a Dios), nos encontramos con un portal bastante extraño, con un mensaje en un cartel sobre etnias religiosas y una especie de esquela que no sabíamos a quién pertenecía. A nuestro parecer, era una especie de altar para honrar su memoria.
Vimos una casa - pazo bastante derruida a la que pertenecía el portal que por la parte de abajo, si quitábamos el tablón de madera podíamos acceder, así que nos pusimos a rectar.
Después de atravesar aquellas ruinas, una finca gigante y solo cuidada por ovejas que fueron dejando su rastro, se abrió paso ante nuestros ojos.
Tan solo dimos unos pasos y a lo lejos deslumbramos el Pazo del Pastor, con un aspecto bastante decrépito y algunas ventanas inferiores enladrilladas. Siento decirlo, pero nuestra esperanza empezó a decaer.
Entramos y seguimos un rastro de heno y heces de oveja. Parece que no solo patrullaban la finca si no también el interior del pazo.
Lo que nos encontramos fue un Pazo bastante vacío, con dos habitaciones aún conservándose en pie a duras penas y una galería con unas vistas hacia la enorme finca del mismo.
Desde allí pudimos contemplar la gran fuente que cautivaba el jardín, de un ángel sobre un dragón.
Esta especial escultura nos devolvió el brillo en los ojos, logrando que el lugar cobrara un color singular.
A veces, cuando entras a un abandono y ves el estado del mismo, te deprimes pensando que no vas a encontrar nada fotografiable en el lugar o un punto clave sobre la historia y su nacimiento. Aunque siempre debes darle una oportunidad y aprovechar que el abandono te haya abierto las puertas, nunca sabes el tesoro con el que sueles dar en su interior.
Cuando estábamos terminando las fotos comenzamos a ver a las ovejas por la finca y aunque parecían bastante entretenidas en el pasto, decidimos despedirnos del lugar. Las ovejas suelen venir acompañadas de un pastor.
Pero este lugar seguía otorgándonos más regalos, en las ruinas por las que entramos, encontramos un viejo carro antiguo. Un gran punto final para completar una gran exploración.
Al salir, nos resbaló el tablón de madera de las manos causando un ruido muy sonoro. Había justo enfrente una señora pasando y a día de hoy, seguimos sin comprender como no fuimos cazados.
Os dejo las fotografías aquí debajo. ¡Nos vemos pronto! 😜🏠
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