LA CASA DE LA CABEZA DE JABALÍ
Hoy os traigo una casa muy especial. Después de meses con un plan para entrar y el primer intento fallido con @keyberandresag, lo logramos y fue una misión exitosa.
Esta casa fue muy conocida en su momento, y aunque nadie la logró fotografiar cuando aún se conservaba, tenía el encanto de tener un columpio en su extensa finca. Justo delante de la casa, colgaba una rueda de tractor casera que cumplimentaba la esencia de la casita.
Spoiler: El columpio tan famoso, ya no existe. No queda rastro de él. Ni siquiera de la cuerda de la que pendulaba.
La primera vez que intentamos esta casa fue en diciembre del año pasado. Teníamos planeada una ruta de casitas por el sur. La primera de la ruta fue esta.
Teníamos un mapita preparado para atravesar la finca y dar con la entrada para acceder a la casa, lo único que el camino de monte para acceder a la finca, estaba situado al lado de un cúmulo de casas que tenían unos perros con bastante mal genio.
Aún así logramos no llamar mucho la atención y entrometernos en la finca frondosa.
Dimos vueltas y vueltas, entre plantas extrañas que al pisarlas echaban un líquido rosa, hierbas muy altas, pequeños huecos entre los muros que no conducían a ningún lugar...
Hasta que escuchamos un sonido de pisadas muy cerca de nosotros. Maldita sea, un jabalí. Era enorme, o eso parecía. Cuando atravesaba la hierba por nuestro lado, se sentía como si pasase un terremoto por nuestro lado. Me cagué viva, para que engañaros y hacerme la dura.
Aparte, comencé a pensar que era una jabalina y que seguramente, sus hijos anduviesen cerca. Le dije a Key desesperada "Vámonos".
Al rato, estábamos siguiendo el rastro de nuestras propias pisadas para no perdernos por el frondoso bosque. Una culebra nos asustó de camino al coche. Aunque Keyber hasta la cogió en manos. No entiendo ese fanatismo de mis amigos de coger bichos entre sus brazos con tanta seguridad.
Yo continué mi camino al coche dando grititos mientras maldecía a todos los jabalís del mundo por proteger la casa de forma inconsciente.
Pasaron unos cuantos meses, en el bar donde trabajaba pregunté a un cliente por la casa. Resulta que vivía en el mismo pueblo y conocía al dueño de tomar copas los viernes por la noche con él. Nos comentó que a la finca de la casa se podía acceder desde un cementerio próximo. Me describió un portalón de hierro que se mantenía abierto los 365 días del año y por donde el camino de la casa estaba marcado del uso.
No sé si debería haberme fiado de un hombre que llevaba 8 horas de mi turno bebiendo pero se lo comenté a @gzshots y me dijo de ir sin dudarlo.
Y allí estábamos, un día que llovía a mares, en el cementerio, con un calor de mil demonios y unos potros observándonos como si estuviésemos locos. Y no se equivocaban. Comenzamos a descender por el bosque en busca de la finca y descubrimos que la habían desbrozado.
Un problema menos, al menos sabíamos por donde estábamos pisando aunque los múltiples troncos y ramas de árboles, nos dificultaban la tarea.
Al poco rato, vislumbramos la luz, sin jabalís vivos esta vez... Pues encontramos dos cabezas de jabalí de camino a la casa. Una en perfectas condiciones que os mostraré al final del post.
La otra aún tenía carne de jabalí putrefacta.
La entrada de la casa era glorificante, después de casi un año; habíamos conseguido ver la maldita casa sin columpio.
Estaba decrépita no, lo siguiente. Tuvimos que entrometernos entre la hierba alta y los toxos para poder posar frente a la casa y hacernos las primeras fotos. Por no hablar de la parte inferior trasera de la casa. Allí debía haber todo tipo de animales exóticos.
Las palmeras nos saludaban desde lo alto atrayendo una brisa de aire agradable.
Nos entrometimos en el interior de la casa alucinados por su estado. Aunque no estaba muy graffiteada, si que estaba llena de basura y las escaleras, estaban bastante peligrosas. De hecho, las fotos de la planta superior pertenecen a @gzshots, que no me dejó subir por tema de seguridad :(
El billar había desaparecido, los pocos muebles que quedaban también, solo quedaba la esencia de lo que fue algún día. Aunque los balcones seguían conteniendo unas vistas increíbles, aunque debíamos tener cuidado al asomarnos, pues los vecinos se encontraban en sus casas muy alerta por los perros ladrando.
Después de esta magnífica aventura, el camino de vuelta fue bastante duro.
Era todo cuesta arriba y después, bajar de nuevo hasta llegar al coche. Las cañas de celebración de luego, entraron como pez que lleva mucho tiempo en la superficie.
*Agradecer a Mike su cesión de algunas de las fotos que forman este post.
Os dejo el reportaje de la casa de la cabeza de jabalí.
Hasta la próxima aventura. 😧🌴
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