LA VILLA CON CAPILLA ESCONDIDA II

 

 Continuamos con la Villa de la Capilla Escondida. En la entrada anterior, os enseñé la parte inferior de la misma. Se me olvidó enseñaros la otra habitación presente en esta planta y la última. 

Siguiendo con la estética de los años 70, de techos altos, y muebles también estéticamente elevados, nos adentramos en este dormitorio que contiene una "Singer" completamente intacta y pudiendo ver, pequeños detalles de uso en ella.


 
 
 
 
Ahora sí, subamos las escaleras principales, lo primero que nos encontramos, es esta maravillosa galería, llena de luz y de cristales tintados de recuerdos. Una sala bastante acogedora con muebles antiguos y totalmente cuidados, incluso algunos seguían tapados con sábanas blancas.
 
Es increíble como al pesar del paso de los años y las múltiples reformas de este lugar, continuaba teniendo su esencia y manteniendo la presencia de los antiguos dueños. Se sentía en cada milímetro de la piel.
 
 
 
 
 

 
Cada rincón de esta sala, se sentía muy especial, a lo largo de la increíble estancia donde seguramente se reunían todos los miembros de la casa, los sirvientes e incluso los invitados. A la derecha, puerta por puerta, nos iba abriendo camino a las múltiples habitaciones.
 
 
 



 
Poco se puede decir de ellas, tenían muchos detalles e historia de cada persona que convivió en las mismas, se conservaban muy bien, tenían el mismo estilo y estaban igualmente trabajadas que las que vimos en la planta inferior, con techos no tan elevados pero los cabeceros y la composición era similar en todos los sentidos. Parecían de la realeza, la madera también parecía de muy buena calidad y antigua. Aunque la luz no nos permitía percatarnos de todos los detalles, seguramente escondían muchos misterios que a simple vista no podían ser captados.

 




En esta fotografía podemos contemplar otra perspectiva de la galería principal, gracias a los grandes ventanales, podemos apreciar unas grandes vistas del lugar donde se ubica el solar y nos proporciona la iluminación suficiente para realizar las respectivas fotos.




 
 
Y aquí el detalle que más nos sorprendió nada más entrar, los cuernos de ciervo o ciervatillo que destacaban sobre la cómoda pegada a la entrada. Todo parecía milimétricamente colocado, aportando una estética apropiada y buscada por los dueños. Aunque he de decir, que han acertado a la perfección.



 

Más adelante, dejando atrás las habitaciones, encontramos un espacio donde se encontraban el baño y habitaciones un poco aleatorias que utilizaban para almacenar instrumentos de limpieza y demás contenido sin importancia. Dado que los baños no me parecían muy asombrosos, os dejo con pequeños detalles que fuimos encontrando durante el trayecto. Comenzando por una increíble cadena de música de los años 70 u 80.



Y también otra máquina de coser, que también tenía señales de uso en su estructura. Y para terminar, al fondo se podía apreciar una especie de desván que utilizaban para guardar muebles que ya no utilizaban y para colgar la ropa. Aprovechando el espacio lo máximo posible. La luz que entraba en este lugar, era casi absurda, demos las gracias al único ventanal de la pared del final.




 

Aún así, me pareció de las salas más bonitas del lugar, aunque muchos pensaréis que estoy loca, dado que las galerías te dejan con la boca abierta, lo reconozco. Pero los pequeños rincones, los más humildes y cotidianos. Ocupan mi atención.


Volvemos al pasillo de la segunda planta, nos encontramos con un reloj que aún conserva su péndulo, es increíble. Siempre que veo uno tan entero pienso en la poca cantidad de exploradores que estuvieron en la casa, y la multitud de elementos que continúan aún con polvo, nunca más siendo alterados de lugar.




Finalmente, vemos la última habitación que está justo a la derecha de esta increíble panorámica. Como no, sigue sin perder la esencia de todo el mobiliario de la casa. Todo de madera.



Y por último, sé que lo estabais deseando, la capilla escondida. ¿Y por qué tanto ímpetu por una capilla? ¿Y por qué estaba escondida?

Veréis, la entrada de la capilla, era por la planta baja, justo al lado de la puerta principal por la que se accedía a la casa, justo dio la casualidad, que la otra supuesta puerta que había en el interior de la misma, la habían tapiado. Y como no, no disponíamos de la llave para acceder por la parte exterior de la casa. Así que se trataba de una obra de arte que solo podíamos contemplar desde la zona de la galería. Y créedme, para sacarle fotos con lo reducido que era el lugar y el pequeño espacio que había, estaba ocupado por unos cojines y unos sillones para poder rezar y rendir culto a los santos. 


No tenía ganas de poner en riesgo la vida de mi cámara, así que esta es la mejor perspectiva que pude conseguir de la capilla escondida.




Y con esto y un avemaría me despido. Nos vemos la próxima semana en otra decrépita historia. 



@lune_vert





Comentarios