LA QUINTA DEL HIDALGO INFANZÓN II

 

Bienvenidos de nuevo, a la Quinta del Hidalgo Infanzón. 

En el anterior post, os mostré como era, él que considero; el punto a favor de este abandono que por mi desgracia, no pude explorar.

Os invito, por si no la habéis leído; a echarle un vistazo a la entrada anterior, para conocer la historia de este lugar y poneros en contexto con la siguiente entrada. 

En septiembre del año pasado, estuve en Portugal, y aunque todo el recorrido fue prácticamente turismo y senderismo, pudimos desviarnos un poco de nuestro itinerario para visitar la Quinta del Hidalgo. 

El acceso fue curioso, fui acompañada de @skarzlp. Los que me conocéis, podéis confirmar con seguridad que la torpeza es un atributo que me caracteriza. Aunque el acceso es bastante sencillo, no disponía del vestuario adecuado y tampoco disponía de trípode para fotografiar este lugar, así que me las arreglé como pude con el móvil. 

En la calidad notaréis una bajada considerable, aún así, creo que el lugar es digno de mostrar más por su historia que por la belleza visual y la verdad, le tengo especial aprecio, por ser mi primer abandono portugués. También es una de las razones por las que el viaje mereció totalmente la pena.

Aquí os muestro, la apariencia general de la casa.


 
 

Y en su continuidad, los jardines exteriores y las diferentes estancias que formaban el jardín en su totalidad. Como podéis observar, la luz es reducida, pues el atardecer comenzaba a dorar el cielo y el tesoro decrépito del Infanzón, comenzó a deslumbrar en toda su plenitud.

He de decir, que tanto a Iván como a mí, nos costó acceder entre la maleza por la inapropiada ropa que llevábamos. Yo llevaba una falda y estuve tranquilamente dos semanas, con un recuerdo agridulce de las hiedras que protegían la casa y él se manchó un poquitín los pantalones claros que llevaba para pasar la noche. Aún así, forma parte de una bonita anécdota portuguesa. Una de tantas la verdad. Os muestro los alrededores de la casa en las siguientes ilustraciones.






 


Llama mucho la atención la forma de las diferentes estancias del jardín y también la enorme cantidad de mosaicos realizados con azulejos. Cabe destacar, que en Portugal es mítico ver en las casas antiguas esta estética.  En muchos países le conocen como el país de los azulejos. Lo raro en este caso, sería no encontrárselos, es como; una cocina de leña o lareira en Galicia.

Me gustaría hacer un pequeño hincapié, para narraros como llegaron los azulejos a Portugal, ya que me resulta interesante. 

Proviene de la invasión musulmana en la Edad Media, los musulmanes utilizaban el azulejo para la decoración de suelos y paredes; y Portugal, a partir del siglo XV, lo adoptó como ningún otro país europeo, convirtiéndolo en su sello mundial. 

Con el suceso de los años, su uso se siguió extendiendo, siendo utilizado en antiguas estaciones de tren, conventos, iglesias... Contaban temas profanos como fábulas o hablaban de los antepasados. Llegó hasta el punto, en que los edificios modernistas, estaban hechos en su gran mayoría de azulejos y gracias a ello, la población de Sintra fue considerado un paisaje Patrimonio de la Humanidad y ejemplo de referencia.

Actualmente, el detalle más conmemorativo que se llevan los turistas y viajeros de Portugal, es un panel de azulejo para inmortalizar un recuerdo de su viaje.

Continuemos con la Quinta del Hidalgo. En su interior, pudimos ver los restos de sus destacables paredes, suelos y vidrieras. Aunque el interior en este caso, no apremiaba tanto como el exterior.





Y por último, me despido con la última imagen de la fachada de la casa, despidiendo profundamente este lugar con una amarga sensación de que seguramente, sea la primera y última vez que lo haya explorado.




@lune_vert





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